“Me estas jodiendo, no lo puedo creer”, le decía anoche un
ministro del gobierno nacional, con su rostro pálido, a su secretario cuando le
informaba que los vecinos de la Recoleta habían salido con las cacerolas a la
calle a putear a la empresa Edesur y al gobierno por el corte de luz. Recoleta
es uno de los barrios donde más votos saco el presidente, pero la gente empieza
a hartarse de sus políticas económicas.
El gobierno nacional pasó su peor semana con la oposición unida
en la Cámara de Diputados presionado para aprobar un proyecto de ley que frene
al tarifazo o que lo paguen los empresarios de las eléctricas, amigos del
gobierno. Paralelamente, en el Senado, con una fuerte intervención de la
senadora Cristina Kirchner, se logro mandar a comisión el proyecto que permitía
al gobierno nacional a espiar todo lo que hablabas y hacías las 24 horas,
incluso tu vida intima en tu hogar. Una especie de “Gran Hermano” que hubiera
comprometido el sistema democrático.
Más allá de las tarifazos -hoy volvió a aumentar el agua un
26% y luego vendrá otro 23% y el subte que se va a 11 pesos y en junio a 12,50-
en el gobierno tuvieron una fuga de lebacs de especuladores financieros que
decidieron irse a los Estados Unidos, con lo cual el gobierno tuvo que vender
unos 5.000 millones de dólares para frenar la suba de la moneda extranjera y
llevar las tasas a 30,5% con lo cual se acabo la posibilidad que nadie venga a
invertir.
En el Banco Central explicaron que todavía hay unos 20.000
millones en Lebac en manos extranjeras que ante la situación que se vivo la
semana anterior podrían retirar ese dinero para convertirlo en dólares e irse
del país.
Una situación similar podría derrumbar la política monetaria
de la entidad financiera, por lo cual algunos especialistas afirman que podría
haber un corralito para las Lebacs que obligaría a los tenedores ano poder
cambiar automáticamente sus letras y recibir un bono a uno, dos o más años.
Esta situación pondría a los bancos en una situación de quiebre virtual ya que
usan los dineros de plazos fijos de sus clientes para comprar Lebacs durante
ese periodo. El problema es que si el Central no devuelve el dinero de las
Lebacs el banco tendría que poner de su bolsillo el dinero de los plazos fijos.
De allí un segundo corralito, similar al 2001 hay un pequeño paso.
El periodista Roberto Navarro contó ayer en su programa de
El Destape que los bancos están muy preocupados con un posible corralito para
las Lebacs que repercutiría rápidamente en sus entidades ya que los clientes no
dudarían en retirar masivamente sus ahorros.
La otra opción de la entidad que preside Federico
Sturzenegger es dejar que el dólar se vaya a 25 o 30 pesos como pide el campo y
los exportadores. Con un dólar recontraalto se benefician las cerealeras, los
frigoríficos y las mineras mientras que pierde el turismo interno, los
electrodomésticos y el sector inmobiliario, sin dejar de contar eu ese aumento
va directo a los alimentos, el transporte, las naftas y las tarifas.
Por ahora, el gobierno parecería aceptar la propuesta de
Domingo Cavallo de un dólar muy caro y una tasa recontraalta para frenar la
inflación. Quizás lo logre, pero el país vivirá la paz de los cementerios.